La última semilla viva
Hay un dicho que me enamora: "de los hombres nacen los reyes, pero solo Dios crea a los artistas"...
Hoy les quiero hablar de Otilia Valeria Coman, que adoptó el nombre artístico de Ana Blandiana a los diecisiete años al publicar sus primeros poemas, escondiendo su verdadero nombre, pues su padre sacerdote ortodoxo rumano fue considerado conspirador y, finalmente, encarcelado por el régimen comunista.
Dice Viorica Patea: "al igual que Vaclav Havel, Ana Blandiana se transformó en la conciencia de su época, símbolo de valentía e integridad moral ante un poder totalitario".
Aquí os dejo algunos de sus pensamientos: "La poesía nace de la pausa existente entre las palabras", "la poesía no es mi vestimenta, sino mis huesos", "es la última semilla viva, capaz de germinar libertad".
Destaco el poema "Isla":
"Me gustaría ser una isla, con la que sueñan los que desean quedarse solos, y que los náufragos ven en sus alucinaciones.
Una isla que las olas abrazan rítmicamente, abandonándola y regresando hacia ella sin cesar.
Unas cuentas playas, unos árboles, un promontorio, escueta definición de soledad
para todos aquellos que no se imaginan que
una isla es siempre la cima de una montaña,
en cuyas laderas viven miríadas de seres,
en las profundidades del oceáno".
Habla del individualismo, la soledad, de la ilusión de ser autosuficientes, del deseo de no necesitar a los demás que, sin embargo, contribuyen a satisfacer nuestras necesidades de amor como olas que nos abrazan rítmicamente; y están a nuestra disposición, por lo que también regresan a la costa pacíficamente. Es la alucinación del náufrago. Si se mira con profundidad, por debajo de la superficie del mar, tras la orgullosa cima de una montaña y el sueño de autonomía total, cada vida se entrelaza con otras miles, en las profundidades del océano.
Esta gran mujer escribía convencida de que con la siembra de la palabra y la verdad conseguiría que brotara la libertad interior y de expresión. Una leyenda viva...
Una joya que descubrí gracias al libro Pensadoras para el Siglo XXI, de Iván López Casanova. En agradecimiento, la doy a conocer.
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