Conmoverse ante el vigor del alma española
A veces, me conmuevo con alguna frase de un libro que estoy leyendo. Y me deleito con ella. Según la RAE, conmoverse es moverse o emocionarse fuertemente, inquietarse. Comparto con vosotros, una de esas frases, que además, explica el significado del término conmoverse; apunta D. Von Hildebrand en el libro El Corazón que “conmoverse ante la belleza sublime de la naturaleza o del arte o de alguna virtud moral, como la humildad o la caridad, es permitir que penetre en nosotros la luz interior de tales valores y abrirse a su mensaje de lo alto; es una rendición que implica reverencia, humildad y ternura, más aún, la disponibilidad para dejarse conmover es una condición necesaria para la percepción seria y profunda de algunos valores como la pureza, la generosidad, la humildad, y la caridad”.
A dichos valores añadiría la austeridad. Austeridad castellana que no se distrae con remilgos. Fortaleza española que resiste el paso del tiempo, los avatares y la tormenta. Cómo no conmoverse ante el escolio de Nicolás Gómez Dávila que dice así: “el vigor del alma española es dureza de tierra erosionada”… Se refiere a la dureza berroqueña (derivado de berrueco, roca granítica y sinónimo de compacto) del suelo, que no es vigor de fuego, ni tampoco es vigor de agua desatada, sino que es vigor de solidez infinita.
Qué fácil sería construir sobre esos cimientos, algo duradero. Construir sobre roca. Su sólida estabilidad hace de ella el material idóneo frente a agresiones externas, más allá del desgaste y los cambios atmosféricos. Solidez infinita…
Como siempre...insuperable.
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