Carta a un político
Valiéndome de las palabras de san Juan de Ávila a don Francisco Chacón, un cargo político, contenidas en una hermosa carta, me gustaría que nos parásemos a reflexionar sobre el significado de un concepto delicioso que el Santo emplea: "encorvado hacia sí mismo".
La carta dice así:
"No es pequeño negocio ser uno persona pública, si lo ha de ser de verdad, y henchir con las obras lo mucho que pide este nombre. Corazón real y divino ha de tener; porque si lo tiene particular y encorvado hacia sí mismo, no tiene parte en este negocio, pues con particular corazón no se puede ejercitar oficio de persona pública". Viene a decir que un político no puede parecerse a un erizo, ha de vivir mirando al exterior, cara a cara con sus conciudadanos.
Cargo público y encorvado sobre sí mismo parecen ser dos cosas contrapuestas pero que pueden ayudar a explicar el origen de la separación, cada vez mayor, entre políticos y ciudadanos. Lo que genera desafección, pasividad e Indiferencia.
También hay una versos de Lope de Vega, que vienen al caso y bien podríamos volver a poner de moda, sirviendo así de modelo o de recordatorio para el que se dedica a la actividad política:
"El bueno, el honrado, el fiel,
que ninguna ley traspasa,
en sus gustos pone tasa.
Los sacramentos frecuenta,
con su estado se contenta,
y gobierna fiel su casa".
Todo ello, gracias a la gentileza de Gregorio Luri, lo podemos encontrar en el maravilloso libro El Recogimiento, La aventura del yo, que recomiendo vivamente, no solo porque viene a anticiparse a los referentes que algunos tienen puestos en la lejana ilustración francesa con ejemplos genuinos y propios, tan españoles, sino porque invita a hacer un viaje de introspección, con una mirada cercana y hacia el interior de cada uno y de España, del que sales como nuevo, y más sabio: poniendo coto a uno mismo. El autodominio que cultiva y fomenta la filosofía clásica, hoy ignorada y hasta suprimida por los que nos gobiernan... sin atreverse a gobernarse a sí mismos, antes.
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