Límite vertical

 


 Límite vertical es el título de una película de alpinismo en la que varios montañeros arriesgan sus vidas por salvar a la hermana del protagonista, Chris O´Donnell, que ha quedado atrapada en la ascensión al K2. Rodada en el año 2000, en Nueva Zelanda, me sirve de cobertura para hablaros de una excursión que hice ayer y en la que puse a prueba mis límites.

 Iba con mis primos. Solo nos apuntamos cuatro... , luego supe por qué. Jesús, un deportista de élite, Juan, un Navy Seal con más kilómetros recorridos en EEUU que en España, y Antonio, el coach que todos quisiéramos tener, y el más fuerte, porque llevaba la carga más pesada. Yo pasaba por ahí, había hecho el camino de Santiago dos veces y alguna etapa de nivel medio (normal) en Peñalara, Rascafría con mi querida amiga, Doribel, que adora la montaña a pesar de los riesgos.

 Son dos mil (y pico)

La idea era partir en coche desde Granada hacia la vecina localidad de La Zubia a unos 4 kilómetros al sur de la capital. Desde allí, ir a Cumbres Verdes, una preciosa barriada entre bosques que nos recuerda que estamos cerca del Parque Nacional y que te traslada mentalmente a Suiza hasta llegar al "campamento base":  la Fuente del Hervidero, en el término municipal de Monachil, donde comenzamos la etapa a pie al pico del Trevenque, que queda a 2079 metros de altitud. La fuente está al pie de una construcción de mediados de los años 20 del siglo pasado y debe su singular nombre al hecho de que el manantial de agua brota directamente del suelo (de hecho tienes que bajar unas escaleras para encontrarla), mueve la tierra del fondo, y parece que esté hirviendo. 

 Fui con los ojos vendados. Poca información me dieron, tal vez con buen criterio, pero sí algunos datos a tener en cuenta, como llevar una gorra, comida y bebida, porque la ruta iba a ser larga. Unas 7 horas de duración más o menos, yendo de manera espontánea sin GPS ni wikiloc. En mi familia creemos que buena parte de la épica del deporte, del ciclismo en concreto, se la han llevado los pinganillos y demás instrumentos que miden el esfuerzo al detalle. Así que fuimos con generosidad desde el planteamiento. A lo que hay que llevar, añadiría, tras mi intensa a la vez que corta experiencia, unas botas de montaña que agarren bien ya que hay tramos con una pendiente muy inclinada. Agradecí los bastones que me dio "Toto", el coach de élite del equipo, sin ellos y la mano tendida, gentil y firme de Jesús, me hubiera sido imposible ascender el último tramo y descender por el otro lado. Juan me ayudó a sobrepasar la línea de meta, exhaustos.

¿Subiendo montañas? 

La provincia de Granada, al contar con Sierra Nevada y otras partes del gigantesco Sistema Bético, que se expande desde el estrecho de Gibraltar hasta el cabo de San Antonio en Alicante, alberga cumbres de todo tipoel Huenes, el Caballo, la cadena montañosa de Los Alayos, el Corazón de la Sandía, la Boca de la Pescá, siendo el Trevenque, el más alto y majestuoso, en la lejanía. El Trevenque está "en el justo medio como la virtud", según Aristóteles. Se llama rey de la Media Montaña, pero para una iniciada como yo, era el monarca indiscutible de toda la sierra.

Se accede a la cumbre del Trevenque por dos senderos. Fuimos por el canal de la Espartera. Al principio, el terreno estaba más suelto y el paisaje más abierto hasta llegar a los pinos -ganamos en sombras y vegetación-, donde comienza a zigzaguear por piso más duro que se empina hasta la cumbre. Cuando la pista muere, se inicia el sendero de ascenso al pico. Nos quedan unos 200 metros de fuerte desnivel y algunos tramos complicados. El premio al llegar son las espectaculares vistas a la vega, a la ciudad de Granada y a Sierra Nevada. 




Momento cumbre

Hicimos cumbre en el Trevenque. Una pared vertical que te saluda de ida y vuelta, es decir, cuando llegas al pico y para bajar. Una vez en el pico, disfrutamos de un feliz descanso, comimos y hasta una Cruzcampo fresquita sabía a cerveza, y de la buena. Yo me abstuve de beber alcohol pues en la bajada, con sus efectos y mis temblores, podría acabar en otro lugar menos placentero.

 Juan, era el visionario, el que veía el camino cuando nadie más lo hacía... Al bajar descubrió a una cabra montesa que nos miraba atentamente, (un poco como cabras sí que estamos) en lo alto de la roca, cual Rey León, en realidad el Rey de la montaña, que inmortalizó en una fotografía. Faltaba Simba y aquellas palabras de "todo esto será tuyo", pero la imagen daba el mismo vértigo.

Bajamos por terrenos de fuerte pendiente, paredes cortadas, en algunos de cuyos tramos, Juan se puso a hacer eslalon, saltando de un lado a otro mientras los demás nos dejábamos llevar... por la ley de la gravedad. Qué ley más dura, como he podido comprobar en primera persona. En mi mente oía la frase de la rolliza protagonista de El Titanic: "la inercia de mi vida precipitándose hacia el vacío"... Qué bajada a la realidad.

Nos adentramos en los arenales del Trevenque, que es casi como caminar por otro planeta. Las arenas blancas son de origen dolomítico y el zigzagueo de esta parte de la montaña da mucho juego. Según descendemos por la ladera, este paisaje lunar irá dando paso de nuevo a un denso bosque de pinos. Es aquí dónde perdemos la vista al pico del Trevenque.


En algún momento nos desviamos y aparecimos en la toma del Canal de la Espartera. Los primeros kilómetros son de un bosque mediterráneo profundo que ofrece sombra y unas vistas impactantes. Juan y Toto se bañaron en el río Dílar y otros nos conformamos con mojarnos los pies en sus heladas aguas... Después, habría que coger el sendero de la Cañada Real de Padul y subir ya de vuelta hacia la fuente del Hervidero. La verdad es que no llegamos a hervir del todo, solo nos cocimos un poquito, pero sobrevivimos a la experiencia, y gracias a Dios puedo contároslo. De milagro. Sí, he vuelto oxigenada y llena de vida. A pesar de todo, lo recomiendo, no hay nada como ir acompañado y en familia. Es como la vida misma, se pasan momentos buenos y menos buenos de los que se sale, con un empujoncito a tiempo y con cariño, sabiendo más de uno mismo.




Comentarios

  1. Precioso relato de una gran escritora. Con ganas de salir de nuevo a la cumbre y Tocar la pura naturaleza.

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